Recordado con profundidad por una generación que ya seguía sus libros, que creció leyéndolos, o fue cercano a él a nivel personal, pero quienes apenas iban creciendo en 2012 la imagen del autor puede estar desdibujada.
“Imagínense a un autor que quería contar en una novela todos los secretos de la historia de México. Imagínense a un narrador que se propuso explorar de cuántas capas estaba construido el mexicano, y cuántas variedades era posible encontrar, entre 1950 y principios del siglo XXI. Imagínense a un cuentista que creía en lo asombroso casi en la misma medida en que creía en los poderes de la literatura para inventar historias inolvidables.
“Imaginen, por último, a un escritor que publicaba ensayos y artículos sobre los problemas actuales del mundo, apoyado en un amplio conocimiento de la historia y los actores políticos y culturales de cada país, lo cual nos permitía comprender cualquier situación, por extraña que fuera, desde un punto de vista literario irrepetible. Ese era Carlos Fuentes”, así lo describe su colega Martín Solares.
Florence Olivier, quien es profesora en Sorbonne Nouvelle y escribió Carlos Fuentes o la imaginación del otro (2007) considera que la manera más práctica de acercarse al escritor es a través de sus cuentos, lo que puede atrapar a nuevos lectores, para después pasar a otros de sus volúmenes.
De manera póstuma se han publicado las novelas Federico en su balcón (2012), Aquiles o el guerrillero y el asesino (2016); los ensayos Personas (2012) y Pantallas de plata (2014), publicados por Alfaguara y Luis Buñuel o la mirada de la Medusa (2017), ensayo inconcluso por la Fundación Banco Santander.
En total, son 22 novelas, más de 60 relatos cortos, más de 40 ensayos y cuatro obras de teatro, lo publicado por Fuentes, legado que merece descubrirse a una década de su aniversario luctuoso.