El 2 de febrero, muchas familias mexicanas celebran el Día de la Candelaria, en el que se reúnen para comer tamales tradicionalmente pagados por quienes encontraron el “muñequito” que simboliza al Niño Jesús, dentro de la Rosca de Reyes.
Aunque esta festividad podría considerarse una celebración de seguimiento al Día de Reyes, La Candelaria tiene su origen en hechos bíblicos: la tradición católica cuenta que la Virgen María y el niño Jesús fueron al templo 40 días después del nacimiento del bebé, para que la madre pudiera ser “purificadas” como manda la Ley de Moisés, también conocida como la Torá. La Virgen María también llevó velas al templo para ser bendecidas, dando nombre a la festividad.
Como suele suceder, la tradición evolucionó de diferentes maneras en América Latina. En México, se agregaron los tamales a las festividades porque el 2 de febrero también era un día especial para los antiguos habitantes del actual Valle de México: los mexicas, que celebraban el inicio de la temporada de siembra con la bendición del maíz, que luego sería sembrado como tributo a Tlaloc, dios de la lluvia, pidiendo una buena cosecha. Con la conquista española se detuvo la bendición del maíz y en su lugar los mexicas solo comían tamales.
El tamal o tamalli significa “envuelto cuidadosamente” en náhuatl y según el libro Historia general de las cosas de la Nueva España de Fray Bernardino de Sahagún, los mexicas comían tamales para ocasiones especiales y festividades.